Las personas hoy en día, especialmente jóvenes pasan muchas horas absorbiendo música; en su casa, en el trabajo o bajándose de internet. Los jóvenes son los grandes consumidores de música y los más abiertos a encontrar nuevas respuestas a sus preguntas incipientes, sobre la vida, la muerte, la trascendencia, el dolor, la felicidad. Todo esto se relaciona a Dios, la iglesia busca dar respuestas a esto y la música los cantos religiosos ayudan mucho a caer más en cuenta, a razonar y pensar más profundo lo que hoy en día es lo que necesita la mayor parte de la sociedad, principalmente los jóvenes.
Si además de hallar placer en los magníficos sonidos instrumentales, las letras pudiesen brindar aunque sea tan solo una idea para la reflexión, el beneficio sería enorme. Eso pretende la música cristiana, ofrecer una visión distinta de la vida, de las relaciones, del amor.
Antiguamente un gran pensador y gran persona como fue San Agustín, se expreso con una gran frase escuchada hasta hoy “El que canta ora dos veces”. De por sí, el canto eleva nuestro ánimo porque es una forma intensa de expresión. La música es una forma de expresión de gran voltaje. Este santo vivió con tal intensidad la emoción que produce el canto y la música, que llegó a verlo como un ídolo que se interponía entre él y Dios. Más adelante, reconoció gustoso el papel de mediador que puede ejercer el canto entre el creyente y el Dios al que adora:
“Con todo, cuando recuerdo las lágrimas que derramé con los cánticos de la Iglesia en los comienzos de mi conversión y lo que ahora me conmuevo no con el canto sino con las cosas que se cantan, cuando se cantan con voz clara y una modulación convenientísima, reconozco de nuevo la gran utilidad de esta costumbre”.
San Agustín dice que el canto lleva en sí una tendencia básica a fomentar la unión. Entonar a coro una melodía es uno de los gozos primarios de la vida humana. Es el encanto propio de la unidad y, por tanto, del amor. “Cantar es cosa del que ama” es otra frase que este nos deja, y como Dios es Amor, San Agustín vincula el canto con el júbilo y el ascenso del espíritu al mundo religioso, con esto vemos una vez más la gran relación beneficiosa que se da con Dios y la música, sin embargo, esto se ha dado en todos los tiempos como vemos San Agustín lo sintió pero incluso hoy si vamos a iglesias vemos a gente que encuentra su devoción y claramente su cara se torna en un aspecto de paz que le da serenidad al rostro, cantando en alta voz o internamente esto se ve claramente en la gente, Dios está en la música que va más allá y busca lo sobrenatural y trascendente. Hoy en día sin duda alguna existen grupos muy profanos e incluso satánicos, que no tienen nada que ver con Dios en su música sino que van contra Él con actos obscenos y violentos y así mismo tienen miles de seguidores, pero esto, si analizamos bien da a conocer que Dios aun existe más si para estas personas que hacen estos actos y divinizan la satanización Dios está presente en sus vidas ya que con esto y con el estar en contra o decir que no hay que creer en Él, se ve demostrada su existencia, si no de que sirve hablar de algo inexistente, sin duda este nos da el ser y el hombre siempre se vincula de una u otra manera con Dios, ya sea mediante la música, la oración, los grafitis y demás cosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario